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quince años de fujimorismo



el fujimorismo no se ha ido. desde aquel domingo 5 de abril, ha estado entre nosotros: formas autoritarias y personalistas de gobernar, una política mediática donde la figura del caudillo y del líder importa más que la construcción de una política de masas, soporte del sistema estatal y de la gobernabilidad en las fuerzas armadas, la política del aquí mando yo, el miedo a organizarse, un sentido común bajo el cual el mercado asigna mejor los recursos que el estado, pero donde no puede asignarlos mejor crear organismos de asistencia social (es decir, en la mayor parte del perú), desprecio a la intelectualidad, es decir la posibilidad de construir sentidos críticos sobre la historia y la sociedad peruana, subestimación de las formas de organización gremiales (lo que conlleva a un control de la movilización ciudadana), etc.

de hecho fujimori no inventó todo esto y fue heredando una serie de males de la sociedad. el llamado plan verde, elaborado por los militares a finales de los 80s (y descrito con lujo de detalles en el informe final de la cvr), planteaba que los partidos no podían ofrecer nada más al desarrollo del país: era necesario un tipo de gobierno cívico-militar, una alianza entre el poder tutelar de las fuerzas armadas y sectores de la sociedad civil (empresariado, etc.).

aclaremos aquí que quienes acabaron con la dictadura no fue la sociedad civil organizada y consciente, sino sobre todo la presión norteamericana a raíz de la venta de armas a las farc. posiblemente, salvo por un sector que salió a marchar el día de los cuatro suyos, la mayoría del país estaba de acuerdo con alberto fujimori. el breve gobierno de valentín paniagua hizo (justamente por su brevedad) poco por impulsar la reforma y la transición a la democracia. el gobierno de alejandro toledo, con más tiempo y recursos (provenientes del boom minero) hizo todavía menos. producto de ello, la elección ajustada y temeraria entre alan garcía y ollanta humala. también producto de ello tenemos la convivencia entre fujimoristas y apristas. nadie puede dudar del papel que cumple luis giampietri como persona de enlace entre los primeros con los segundos. a su vez, giampietri busca la rearticulación del poder militar, tan venido a menos durante el gobierno de toledo y golpeado por las escandalosas (y vergonzosas) denuncias de corrupción y las denuncias públicas de violaciones a los derechos humanos cometidas durante cerca de veinte años de lucha contrasubversiva.

con este panorama, no solamente se conmemora quince años de un lejano golpe, sino quince años de una forma hegemónica de política y sociedad en el perú.

que sirva para reflexionar

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