¿Qué es la autorregulación? (tomado del otro tambor)
ha sido una semana complicada. muchas molestias, internas y externas. esta noticia quería publicarla yo, pero la gente del otro tambor la puso primero.
Hay determinadas palabras que se van usando cada vez más sin que uno se detenga a pensar qué significan, y de tanto repetirlas con cierta intención uno termina pensando que son cosas buenas (o malas) sin saber de qué se trata la cuestión.
Generalmente vienen en pares opuestos de conceptos. Por ejemplo "autorregulación" vs. "control estatal". Autorregulación suena bien, suena a algo que hace cada uno por su cuenta. Control estatal en cambio suena a una gran maquinaria que se pone por encima de nosotros oprimiéndonos.
¿Pero de qué nos están hablando en realidad? Tomemos como ejemplo esta columna que apareció el 19 de enero en El Comercio. En ella una profesora de la UPC nos dice que Internet no debe ser regulada por el Estado, pero tampoco carecer de regulación, sino sujetarse a "códigos de ética o políticas que, una vez aprobados y suscritos por la industria o por la mayoría de agentes de la industria, son presentados a la administración para su conocimiento". El Estado puede dar su opinión, pero no puede aprobar o desaprobar estas políticas.
Agentes de la industria, es decir, empresas, corporaciones, asociaciones productivas lucrativas... Ellos son los que van a ser regulados. En el mundo de la autorregulación serán sólo ellos quienes puedan tomar decisiones. No tú, no yo. Una empresa no tiene por qué dejarnos opinar, porque tiene sus dueños, sus accionistas, sus objetivos de maximizar beneficios. Pensémoslo en términos de canales de televisión. Los broadcasters no toman en cuenta nuestra opinión (el rating no es una medición de opinión) sino la de sus anunciantes o quienes compran sus espacios.
Aunque a veces nos cueste imaginarlo, un Estado minimamente (o potencialmente) democrático tiene instancias a través de las cuales las personas que lo conformamos podemos actuar. Podemos participar, expresar opiniones, hacernos representar... Se pueden en todo caso generar órganos internos o externos al aparato estatal por los cuales la sociedad civil pueda ejercer algún tipo de control.
Pero nada de esto es viable en el directorio de una gran empresa.
Autorregulación de las empresas no es algo liberador, entonces (excepto para los ricos y poderosos). Significa más bien que las personas tengamos cada vez menos capacidad de tomar decisiones sobre lo que nos afecta.
Generalmente vienen en pares opuestos de conceptos. Por ejemplo "autorregulación" vs. "control estatal". Autorregulación suena bien, suena a algo que hace cada uno por su cuenta. Control estatal en cambio suena a una gran maquinaria que se pone por encima de nosotros oprimiéndonos.
¿Pero de qué nos están hablando en realidad? Tomemos como ejemplo esta columna que apareció el 19 de enero en El Comercio. En ella una profesora de la UPC nos dice que Internet no debe ser regulada por el Estado, pero tampoco carecer de regulación, sino sujetarse a "códigos de ética o políticas que, una vez aprobados y suscritos por la industria o por la mayoría de agentes de la industria, son presentados a la administración para su conocimiento". El Estado puede dar su opinión, pero no puede aprobar o desaprobar estas políticas.
Agentes de la industria, es decir, empresas, corporaciones, asociaciones productivas lucrativas... Ellos son los que van a ser regulados. En el mundo de la autorregulación serán sólo ellos quienes puedan tomar decisiones. No tú, no yo. Una empresa no tiene por qué dejarnos opinar, porque tiene sus dueños, sus accionistas, sus objetivos de maximizar beneficios. Pensémoslo en términos de canales de televisión. Los broadcasters no toman en cuenta nuestra opinión (el rating no es una medición de opinión) sino la de sus anunciantes o quienes compran sus espacios.
Aunque a veces nos cueste imaginarlo, un Estado minimamente (o potencialmente) democrático tiene instancias a través de las cuales las personas que lo conformamos podemos actuar. Podemos participar, expresar opiniones, hacernos representar... Se pueden en todo caso generar órganos internos o externos al aparato estatal por los cuales la sociedad civil pueda ejercer algún tipo de control.
Pero nada de esto es viable en el directorio de una gran empresa.
Autorregulación de las empresas no es algo liberador, entonces (excepto para los ricos y poderosos). Significa más bien que las personas tengamos cada vez menos capacidad de tomar decisiones sobre lo que nos afecta.
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