a propósito de lay fung y wilson paredes: cinismo y perversión
cómo estaremos de mal en nuestro país que un perro se ha convertido en nuestro símbolo patrio. lay fung, el salvador, nuestro señor redentor que todo lo puede y todo lo hace.
cinismo. "ya que chú denle la orden del sol", parecen decir algunos. también perversión, cuando ni siquiera sabemos el nombre del ladrón muerto.
nelson manrique escribió un buen artículo, que revela lo más profundo de nosotros. nuestro olvido. ¿acaso nos interesó alguno de los miles de nombres de los campesinos muertos durante la violencia política?
¿Conoces a Wilson Paredes?, por Nelson Manrique
Todos saben quién es Lay Fun, pero posiblemente no les suene el nombre de Wilson Paredes, el delincuente muerto por el hoy famoso rottweiler. Lay Fun ha tenido una cobertura periodística excepcional y, si se revisa los foros y blogs que han tratado su caso, logró que se movilizara una gran campaña de apoyo para impedir su sacrificio. La amenaza ha pasado: Lay Fun está en manos de la policía canina, estamos enterados de que tiene novia (su foto, con velo blanco, ha sido ampliamente difundida), va a ser papá y, según ha afirmado un jefe policial, hasta es posible que desfile en la parada militar de Fiestas Patrias.
Personalmente me alegro por Lay Fun. Condenarlo por la muerte de Paredes sería como condenar al arma que hace algunos días segó la vida del vocal Saturno Vergara. Los perros son como nosotros los hacemos: pueden ser esas mascotas bondadosas, tiernas y pacientes, capaces de soportar estoicamente los tormentos del enano empeñado en investigar cómo funciona esa maravilla peluda con rabo y cuatro patas, o de asesinar a sangre fría, como los sicarios que acabaron con la vida del vocal Vergara. Si existe responsabilidad penal por la muerte de Wilson Paredes, esta corresponde a los dueños del perro.
Hasta aquí el suelo está parejo, pero es alarmante el clima de linchamiento que el recrudecimiento de la violencia delincuencial ha desatado. Cuesta conseguir información sobre Wilson Paredes: aparentemente a muy poca gente le interesa saber quién era el hombre al que mató el rottweiler. La razón señalada una y otra vez es que se trataba de un delincuente y, por tanto, bien muerto está. "Todos deberíamos tener perros así -anota un participante en un foro de discusión-, con la finalidad de acabar con la delincuencia, ya que nuestra gran policía no hace nada". "La lacra del Perú hay que cortarla de raíz -añade otro-, si no estaremos en las mismas por los siglos de los siglos, amén". Un tercero va al grano: "No me vengan con que no se puede comparar la vida de un animal con la de un ser humano porque la vida de ese perrito vale mil veces más que la vida de un ladrón". Y otro concreta lo que considera es la tarea de la hora: "Hay que exterminar a los delincuentes".
Cuando al padre Hubert Lansiers le comentaron que la gran mayoría estaba de acuerdo con que se ejecutara a los violadores de niños contestó: "Yo también, pero una hora después vuelvo a pensarlo y digo no". Aceptar que todo ser humano tiene derechos inalienables, a pesar de las atrocidades que pudiera haber cometido, tomó milenios.
Pero cuando el miedo se impone construimos al otro como no-humano, porque es necesario deshumanizarlo para no sentirnos perturbados por el mandato de amar al prójimo como a uno mismo. Entonces tornamos a ser esos seres dominados por el miedo y el odio, de vuelta a la caverna protectora, reclamando el exterminio de los que nos amenazan.
perútags: violencia cinismo perversión perú lay+fung
1 comentarios:
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hola roberto
concuerdo con manrique. fíjate en el primer párrafo de http://ocram-peru.blogspot.com/2006/07/lay-fung-desfilar-en-fiestas-patrias.html
shameless plug, que le dicen