Viernes 26, todos a la Av. de la Peruanidad
"Entonces, mi pueblo era un pueblo...
no sé, un pueblo ajeno dentro del Perú"
Primitivo Quispe, 2002
no sé, un pueblo ajeno dentro del Perú"
Primitivo Quispe, 2002
Han pasado ya dos años desde que la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) entregara su Informe Final, no solamente al gobierno peruano sino a todos los ciudadanos del país. En su momento, más allá de nuestro rechazo o aceptación, a muchos nos sorprendieron algunas de sus conclusiones. En primer lugar, la dimensión del conflicto: una proyección de cerca de 70,000 muertos y desaparecidos durante los veinte años de violencia política. En segundo lugar, que mucho de lo sucedido ocurrió y no lo vimos, no lo supimos ver o no lo quisimos ver. La indiferencia y falta de solidaridad con nuestros compatriotas fue más que una práctica común originada en la exclusión y la discriminación, teniendo en cuenta sobre todo que la mayoría de esos muertos y desaparecidos eran campesinos pobres y quechuahablantes.
Sin embargo falta mucho para revertir esa situación, a todas luces vergonzosa. Todas las personas afectadas -viudas, niños huérfanos y desplazados, entre otras- siguen allí, luchando día a día, no a la espera de la ayuda del estado sino en busca de justicia y reconocimiento. Por otra parte, persisten la indiferencia y la falta de solidaridad. Cercanos a un escenario electoral, nuestros posibles candidatos evitan tocar el tema, y en los diarios poco o nada se comenta.
Es ciertamente un proceso largo el que comenzó la CVR, y al mismo tiempo arduo. Necesitamos comprender que peruanos somos todos, sin distingo de color de piel, sexo, edad, opción sexual, preferencia política, religión u otros; y que, por lo tanto, todos tenemos iguales derechos y deberes frente al estado. Que cada vida es insustituible. Que cada compatriota que murió en esos veinte años ha dejado un vacío muy difícil de superar y que no se puede reparar.
Asistamos este 26 de agosto, a las 6 de la tarde en el Campo de Marte, a una gran reunión para recordar que todos somos iguales y que todos contamos. Para reafirmar que no olvidamos lo ocurrido. Para que nunca más haya pueblos ajenos dentro del Perú.
Campo de Marte, Av. de la Peruanidad, Jesús María
Taller Memoria y Violencia
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